Cuando la gente me pregunta por qué aprender inglés, siempre contesto lo mismo. Piensa la cantidad de situaciones en las que puedes necesitar hablar inglés: exámenes, trabajo, ocio, relaciones sociales. A esto hay que añadir medios de comunicación, internet…

Un idioma, no sólo se estudia, sino que además hay que practicarlo. Empezamos por lo más básico, escuchando y repitiendo, igual que lo hacemos cuando somos pequeños; y luego vamos subiendo de nivel.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que un mismo método puede no valer para todos los alumnos. Por eso, es importante tener una persona que te guíe en el aprendizaje, teniendo en cuenta varios factores: personalidad del alumno, edad, ocupación, motivación…

¿Qué recomiendo para los principiantes?

Los libros de gramática no son lo único. Me explico, la esencia de un idioma es poder comunicarse con las personas. Cierto es que gracias a las reglas gramaticales vamos a hacerlo de manera correcta, pero también es necesario escuchar y hablar el idioma desde el principio.

De esta manera, conseguiremos un aprendizaje de calidad y en el menor tiempo posible. Al ser, además, un aprendizaje natural, no se olvida.

Si tienes una buena base, lo más seguro es que nunca retrocedas y te acostumbres a cambiar de un idioma a otro con regularidad sin notarlo.

Lo mismo ocurre con la pronunciación. Es necesario escuchar mucho inglés para acostumbrar tu oído. Una vez que nuestro oído esté preparado para entender a los nativos, nosotros iremos pronunciando mejor mediante la repetición, y nuestra pronunciación se acercará cada vez más a la de ellos y eso hará que les entendamos mejor y así sucesivamente perfeccionaríamos nuestro inglés todo lo que queramos.

Sin embargo, no es siempre imprescindible que tu pronunciación sea perfecta, sí que se te entienda claramente, dependiendo de las circunstancias en las que vayas a hablar inglés, y dependiendo de tu profesión, claro.

¿Cómo conseguir todo esto?

  • Hay que estar relajados. Tampoco es para tanto. Mucha gente lo habla. Con lo cual tú también puedes.
  • No ser rebuscados. Hablar con el vocabulario que tengamos, sea poco o mucho.
  • Nunca traducir literalmente del español al inglés, (el español lo usaremos a veces para asimilar mejor algunos conceptos gramaticales). Lo que hay que hacer en lugar de traducir es simplificar el pensamiento o idea que tengamos en la cabeza y decirlo en inglés de una manera sencilla, utilizando las palabras que ya hayamos aprendido.

Ánimo. Es fácil.